—¡No puedo hacer eso ahora! —dijo Zhang Yang con una sonrisa maliciosa.
—¿Por qué no? —Xia Xue miró a Zhang Yang con una expresión suplicante.
Era realmente extraño. Las cálidas manos de Zhang Yang estaban masajeando su bajo vientre, como si una corriente especial de calor penetrara en su interior, moviéndose constantemente.
Se sentía cálido, y también había una sensación de hormigueo.
Como si estuviera estimulando directamente todos los puntos sensibles dentro de su abdomen.
De lo contrario, no habría sentido el impulso tan repentinamente. La sensación era verdaderamente maravillosa, indescriptiblemente cómoda y estremecedora.
Naturalmente, Zhang Yang no podía darle a Xia Xue una explicación clara. Simplemente dijo:
—Aguanta un poco más. Una vez que la energía se libere, el poder curativo también se disipará, y el efecto terapéutico no será tan bueno.
Aunque Xia Xue nunca había oído hablar de un método de tratamiento tan milagroso, decidió creer en Zhang Yang.