El bonito rostro de Wang Xinxin se puso aún más pálido ante las palabras de Zhang Yang.
Zhang Yang también trató de tranquilizarla:
—No te pongas nerviosa, solo veré dónde está ubicada esa cosa. Mientras no esté demasiado profunda, no debería ser difícil de quitar.
Después de escuchar un suave «Mmm» de Wang Xinxin, Zhang Yang procedió a levantar lentamente su falda.
Cuando vio el suave y delicado pequeño jardín secreto, Zhang Yang no pudo evitar elogiarlo internamente.
De hecho, el lugar de la pequeña niña también era lindo y atractivo.
Solo había algunos mechones esporádicos de vello, que añadían un toque de picardía.
Además, a diferencia de otras mujeres, el color allí abajo no era tan oscuro, tan pálido y tierno como la piel de su cuerpo.
Lo más importante, la zona de Xinxin parecía muy pequeña. Solo por la apariencia, uno podía sentir que Wang Xinxin debía ser muy estrecha.