Al ver la apariencia nerviosa de Chen Yun, Zhang Yang no pudo evitar reírse en silencio para sí mismo.
La emoción de este romance, tanto psicológica como físicamente, era excepcionalmente satisfactoria.
Sin embargo, cuando Zhang Yang notó las dos protuberancias en la parte delantera del camisón de Chen Yun, sintió instantáneamente un sobresalto en su corazón y rápidamente le recordó:
—Tía Yun, olvidaste ponerte la ropa interior.
—¿Qué?
Fue entonces cuando Chen Yun notó la ropa interior que Zhang Yang había tirado al suelo; rápidamente la recogió para ponérsela.
Pero justo en ese momento, la puerta del baño se abrió.
Chen Yun no podía quitarse el camisón para ponerse la ropa interior ahora; rápidamente se dio la vuelta, escondiendo la ropa interior detrás de su espalda.
—¿Eh? Tía Yun, Zhang Yang, ¿por qué apagaron las luces?
Ahora, solo el televisor estaba encendido en la sala de estar, haciendo que toda la habitación pareciera algo tenue.