Justo cuando estaba a punto de alcanzar el momento más placentero, Pei Yuyan incluso había apretado los dientes con fuerza, asegurándose de no hacer ningún ruido.
Pero este chico malo, ¿realmente dejó de tocarla?
Era indignante, haciendo que Pei Yuyan sintiera por primera vez que había cosas más agonizantes que no poder comer el melón.
Una mano inmediatamente se extendió hacia abajo y agarró con fuerza la mano de Zhang Yang, guiándola hacia su región inferior.
Zhang Yang casi no pudo contener la risa, incluso le dolía la lengua.
Había tenido la intención de provocar a Pei Yuyan, sin esperar que ella se lo tomara en serio.
Sin embargo, Zhang Yang no decepcionó a Pei Yuyan, extendiendo la mano para agarrar sus bragas empapadas y tirar de ellas hacia arriba.
Al instante, la ropa interior era como una cuerda de algodón, encajada en esa grieta tentadora.
La repentina sensación de tirantez hizo que el delicado cuerpo de Pei Yuyan temblara violentamente.