Sin embargo, Zhu Xu pronto lo entendió, pensando que después de que su primo tuviera su turno, ¿no sería el suyo el siguiente?
Los dos hermanos habían jugado a estos juegos antes.
El único aspecto ligeramente molesto era que siempre tenía que esperar hasta que Pan Jinquan terminara antes de poder tener su turno.
Pero la visión de esta pequeña lolita frente a él hizo que toda la ligera molestia de Zhu Xu desapareciera.
Con eso en mente, Zhu Xu también dijo:
—Hermanita, considérate afortunada. El precio inicial para un lugar en este tipo de encuentro con fans es de veinte mil yuanes. No habrías tenido la oportunidad si no fuera por mi primo. Deberías agradecerle rápidamente. Una vez que estés dentro, te devolveré tu carné de estudiante y tu documento de identidad.
Pan Jinquan también le dio a Zhu Xu una mirada de aprobación. Con su cooperación, no temían que la pequeña lolita no mordiera el anzuelo.
Sin embargo, sus expresiones lascivas no escaparon a los ojos de Zhang Yang.