Pei Yuyan, aunque ya había visto el cuerpo de Zhang Yang antes, siempre se asombraba al ver su grueso "Gran Bebé".
Sonrojada, se cubrió la cara con ambas manos, pero Zhang Yang aún notó que Pei Yuyan estaba espiando a escondidas a través de sus dedos.
Zhang Yang no lo señaló; en cambio, tarareó alegremente:
—Las rosas sonrojadas, floreciendo en silencio...
Mientras cantaba, separó las piernas de Pei Yuyan.
Debajo de los shorts blancos de seguridad, ya se veía una marca húmeda del tamaño de un puño.
Zhang Yang acarició las suaves y largas piernas de Pei Yuyan, disfrutando de su tacto.
Cosquilleada por el jugueteo de Zhang Yang con sus muslos, Pei Yuyan estaba tanto avergonzada como con picazón, sintiendo hormigueos por todo el cuerpo.
Y cuando la mano de Zhang Yang se acercó más a la raíz de sus muslos, Pei Yuyan no pudo evitar tensarse.