Li Lei sintió como si la hubieran atrapado haciendo algo malo, y su corazón de repente vaciló. ¿En qué había estado pensando justo ahora? En realidad, encontraba a Zhang Yang bastante guapo, y además era joven, con un conjunto de abdominales marcados.
Y esa cosa era grande. Se preguntaba cómo se sentiría.
Oh Dios, realmente estaba pensando en este tipo de cosas, realmente lo estaba esperando.
—Li Lei, ¿por qué está tu cara tan roja? ¿No estarás pensando realmente en lo que vamos a hacer a continuación, verdad? —preguntó Zhang Yang con una expresión burlona en su rostro.
—No, no estaba pensando en nada —negó ella.
Li Lei sacudió frenéticamente la cabeza, negándolo. ¿Cómo podría admitir algo así?
Pero por alguna razón, cuanto más lo negaba, más claros se volvían esos pensamientos en su mente, e incluso sus ojos no pudieron evitar echar un vistazo a ese enorme palo.
Zhang Yang había estado observando a Li Lei todo el tiempo, y vio este pequeño movimiento muy claramente.