¿Inicio o destino?

La mañana se desplegaba ante mí como un lienzo en blanco, pero mi mente estaba envuelta en una niebla de ansiedad. El reloj marcaba las 6:55, y yo aún no encontraba las llaves del carro que me habían prestado. Era un vehículo desconocido, con un olor a nuevo y un silencio que me parecía extraño después de los años de universidad.

Mi corazón latía con fuerza mientras buscaba en cada rincón de la habitación. En solo ocho días, había perdido las llaves dos o tres veces. ¿Sería porque estaba demasiado acostumbrada a la libertad de la vida universitaria? La graduación había sido apenas dos semanas atrás, y ahora me enfrentaba a mi primera entrevista de trabajo. Un amigo de mi papá, o más bien el hijo de un amigo, me había conseguido esta oportunidad. No lo conocía personalmente, pero sabía que no podía permitirme el lujo de dar una mala impresión.

Mi papá estaría observando desde la distancia, y yo quería hacerle sentir orgulloso. Quería demostrarle que era capaz de triunfar en esta nueva etapa de mi vida. Pero ahora, con las llaves desaparecidas, sentía que todo se estaba desmoronando.

De repente, recordé haber entrado al baño la noche anterior. ¿Podrían estar allí? Me dirigí hacia allí con una mezcla de esperanza y desesperación. Abrí la puerta y... allí estaban, sobre el lavabo, brillando bajo la luz de la mañana. Un pequeño milagro.

Respiré profundamente y tomé las llaves. Era hora de enfrentar el día con determinación. La entrevista sería un desafío, pero estaba lista para demostrar mi valía. Salí de la casa, lista para comenzar esta nueva etapa de mi vida.