Gracias por acompañar a Ji-ho, Ha-joon y el pequeño Tae-oh en esta historia que no grita, pero sí abraza.
Por caminar entre flores, entre duelos callados, entre silencios que también supieron hablar.
Este no es solo el final de una novela.
Es el florecer de algo que, quizás, tocó una parte tuya que también estaba en pausa.
A los que se quedaron hasta la última página:
gracias por leer con los ojos, pero también con el alma.
Gracias por creer en los vínculos que nacen en la quietud,
en las heridas que se transforman con ternura,
y en el amor que aparece… cuando alguien simplemente decide quedarse.
Con gratitud infinita,
gracias.
Kiro black