PUNTO DE VISTA DE ARIA
El colgante ardía contra mi piel mientras me abría paso entre los guardias de la manada. Intentaron detenerme, pero la luna plateada en mi garganta destelló con una luz brillante, lanzándolos hacia atrás sin siquiera tocarlos.
—Apártense de mi camino —advertí, con una voz más fuerte de lo que jamás había sido.
Detrás de mí, los trillizos, Mira y Luna Elena se apresuraban para seguirme el paso. Apenas habíamos escapado de los espíritus oscuros en el Bosque Antiguo. El extraño —mi verdadera pareja— había desaparecido en un estallido de luz después de darme el colgante, diciendo solamente: «Encuentra la verdad en la cueva sagrada».
—¡Aria, más despacio! —gritó Lucien—. ¡No sabes en lo que te estás metiendo!
Pero sí lo sabía. De alguna manera, sabía exactamente adónde necesitaba ir.