PUNTO DE VISTA DE ARIA
Golpeé la mesa con el puño. —¡Dime quién te envió!
La cosa frente a mí gruñó, sus ojos negros brillando con odio. Parecía casi humano, excepto por los dientes afilados y las venas negras que recorrían su rostro. Lo habíamos atrapado merodeando por nuestra zona anoche, intentando entrar en nuestra guardería.
—¿Crees que estás a salvo? —siseó—. Solo has retrasado lo inevitable.
Kael estaba a mi lado, con su mano en mi hombro. —No pierdas tu tiempo, Aria. Esta cosa no hablará.
—Lo hará —dije con firmeza—. Tiene que hacerlo.
Habían pasado tres días desde que salvamos a Jaxon del Primer Enemigo. Tres días preparándonos para la guerra contra un enemigo que apenas comprendíamos. Las criaturas de la División Sombra estaban ahí fuera, esperando, planeando. Y necesitábamos respuestas.
Puse mis manos en mi vientre, sintiendo las patadas de los trillizos. Estaban a salvo por ahora, pero ¿por cuánto tiempo?
—Quieres a mis bebés —le dije a la criatura—. ¿Por qué?