Creí que mi esposo sacrificó su vida por la mía. Me dejó con deudas enormes y un recién nacido. Trabajé duro, cuidando al bebé mientras intentaba saldar la carga financiera que había dejado atrás. Entonces, un día, mi vida dio un vuelco. Presencié algo increíble: mi supuestamente difunto esposo en la cama con mi amiga más cercana. "Axel, eres tan inteligente", dijo mi amiga con una sonrisa. "Robaste el dinero de la empresa, fingiste morir y dejaste a tu ingenua esposa con todas las deudas. Brillante". Axel se rió. "Es tan tonta. Ni siquiera sabía que el bebé que dio a luz"