Capítulo 7: El eco de la victoria y la sombra que acecha

El estruendo de la explosión de luz y qi carmesí parecía arrastrar consigo el mismo tiempo. Cuando el resplandor se disipó, Luo Zheng estaba de pie, respirando con dificultad, con el cuerpo temblando por la energía consumida. Frente a él, Qin Yue yacía en el suelo, derrotado, pero con una sonrisa torcida y ojos que brillaban con una última chispa de odio:

—Esto no termina aquí... Luo... —susurró—. El pasado... siempre vuelve... a devorarte...

Con esas palabras, Qin Yue desapareció en una nube oscura de sombras que se disolvieron lentamente.

Luo cayó de rodillas, con la mano en el pecho, sintiendo cómo el fuego carmesí dentro de él comenzaba a calmarse, pero a un precio. La voz de Yinyang, el gato espiritual, resonaba en su mente:

—Has ganado esta batalla, pero la guerra apenas comienza. El Camino Carmesí no olvida ni perdona. La corrupción que intentó devorarte se infiltró en tu alma. Debes purificarla antes de que te consuma por completo.

De regreso al mundo real

Un fuerte tirón, como un tirón brutal hacia arriba, arrastró a Luo Zheng fuera del Reino Carmesí. Abrió los ojos lentamente, encontrándose de nuevo en su pequeño apartamento. La luz del sol entraba tímida por la ventana, pero él sentía un peso distinto en su pecho, una mezcla de triunfo y amenaza.

El teléfono vibró otra vez con un mensaje:

“Confirmamos tu identidad. Procederemos con vigilancia extrema.”

Luo apretó el dispositivo con fuerza, sintiendo que estaba siendo acechado desde todos los ángulos. La mujer de la secta digital, esa presencia fría y peligrosa, no había olvidado su nombre ni su poder.

Pero Luo ya no era el mismo. La batalla dentro del Reino Carmesí le había dado un fragmento del poder prohibido, y algo más: una visión fugaz, un recuerdo críptico de un traidor cercano que lo había condenado años atrás.

Su corazón latía con furia y resolución:

—No solo quiero sobrevivir... esta vez voy a cazar a quien me traicionó... y quemar este mundo corrupto hasta sus cimientos.

Un llamado inesperado

Antes de que pudiera reaccionar, una llamada entrante iluminó la pantalla. Era un contacto desconocido, pero la llamada estaba marcada con un símbolo antiguo, un loto dorado rodeado de fuego.

Con la respiración aún agitada, Luo aceptó la llamada.

—Luo Zheng —dijo una voz firme, masculina, pero cargada de respeto—. Soy Zhang Wei, líder de la Hermandad del Loto Eterno. Hemos estado observando tu despertar y la reciente batalla en el Reino Carmesí.

Una pausa.

—No estás solo en esto. Si quieres sobrevivir y descubrir la verdad, deberás unirte a nosotros. Pero debes saber algo: el Camino Carmesí que sigues es una senda que divide a los vivos y los muertos. Algunos de nosotros ya hemos perdido mucho... ¿Estás dispuesto a pagar ese precio?

Luo sintió cómo una nueva puerta se abría ante él, y con ella, la promesa de un destino más grande, pero también más peligroso.

Con la voz firme y un brillo carmesí en sus ojos, respondió:

—Estoy listo.