Vintage Camaro

Valdimont, los suburbios a las afueras de Mistek, era un lugar donde piratas y mercenarios se enfrentaban todos los días. El suelo estaba ennegrecido por la sangre derramada y seca; los cuerpos se pudrían en las calles, a menos que alguna ave carroñera o un perro famélico los devorara primero.

Grupos de motocicletas rugían por todos lados. Algunos solo cruzaban para llegar a Mistek, otros hacían tratos en los callejones y casas abandonadas.

Por la entrada sur de Valdimont, cerca de donde vivía Cameron, un grupo se acercaba rápidamente a su casa.

—¿Es aquí donde vive ese tal “Vintage Camaro”? —preguntó el líder del grupo, su voz rugosa mezclándose con el estruendo de los motores.

—Sí, jefe. —Escuché que hace tiempo se está quedando en estos suburbios —respondió uno de los hombres.

—Bien. Debemos deshacernos de él para que esos malditos mercenarios no tengan de dónde sacar armas —gruñó el líder, apretando los puños.

—Mmm, jefe... también escuché que este tal Camaro es muy peligroso —dijo otro, con una risa nerviosa.

—Es solo un maldito viejo retirado. ¿Qué puede hacer? Jajaja.

—Tiene razón, jajaja —replicaron los demás.

El grupo de motocicletas se acercó peligrosamente a la casa de Cameron.

Mientras tanto, el viejo aún no despertaba de la borrachera de la noche anterior. Después de modificar su arma, se había entretenido imaginando cómo podría vengarse de los piratas que le arrancaron el brazo. Una prótesis metálica, era testigo de su sed de revancha. Bebió hasta quedarse dormido.

De repente, una voz metálica resonó en su mente:

—Señor Cameron, vienen hombres a atacarlo.

—¿Qué? —Cameron se levantó sobresaltado y miró por la ventana. Vio un grupo de cinco motocicletas acercándose. Notó el símbolo de los piratas en sus vehículos—. Estos malditos llegaron justo cuando tengo resaca...

—Señor Cameron, si gusta puedo darle algún...

—¡Cállate! ¡Te dije que te fueras de mi cabeza! ¿Eres algún tipo de virus o algo así? Da igual... probaré mi nueva katana y mi brazo mecánico —gruñó, colocándose el viejo uniforme militar.

Se armó con su katana y esperó, oculto tras una cortina raída, mientras la madrugada aún cubría el lugar con su oscuridad.

Los piratas se deslizaron alrededor de la casa, rozando las paredes con las motos. Cameron esperó pacientemente. Cuando el primero asomó la cabeza por la puerta, la katana cortó limpiamente su cuello. La cabeza cayó al suelo con un golpe sordo. Los demás se apresuraron a entrar, pero Cameron los hizo retroceder a golpes.

Sacó dos granadas y las lanzó hacia otros dos que venían dando la vuelta. Volaron por los aires como muñecos de trapo.

Cameron asestó un corte limpio en el pecho del hombre que había derribado, sacó un arma del cinturón y disparó una bala directa a su cráneo. Los tres restantes, heridos, sacaron armas que parecían pistolas normales, pero tenían un brillo inusual.

Maldición... —murmuró Cameron, mientras corría de vuelta a la casa.

Una lluvia densa de balas cayó sobre él. Se cubrió tras una placa de metal, aunque algunas balas lo rozaron. Cuando los disparos se detuvieron, Cameron asomó la cabeza y vio que preparaban un gran ataque con balas de antimateria.

Se lanzó como pudo por una ventana antes de ser alcanzado. Lanzó sus últimas granadas y, con su pequeña pistola, disparó una bala certera que atravesó el cráneo de otro pirata. Corrió rápidamente, pateó a uno mientras el polvo y el humo cubrían la escena, y partió a otro por la mitad con su katana mejorada.

El último pirata, herido y sangrando en el suelo, alzó la vista tembloroso. Cameron lo miró fijamente.

—Maldito... no eres el que debía pagar por mi brazo, pero serás una buena compensación por los daños que me han hecho... —dijo con frialdad, antes de cortar su cabeza.

De repente, una voz sonó en su mente:

—Felicidades por completar la misión. Ha subido a nivel 2. Tiene una de estas cinco opciones para elegir su recompensa.

—¿Recompensas? —repitió Cameron, arqueando una ceja. Miró con atención una pequeña pantalla que apareció frente a él.

—Sí —respondió el sistema—. Su misión era tomar tres vidas. Las posibles recompensas son:

1-Aumento de atributos en 10 puntos.

2-Habilidad: Cuerpo de diamante.

3-Habilidad: Regeneración pasiva.

4-Habilidad: Paso veloz (aumenta su velocidad x10 durante 20 segundos).

5-Des...

Antes de que el sistema terminara, Cameron exclamó sorprendido:

—¿Qué? ¿Esto es en serio? ¿Puedo obtener esto? —preguntó con un destello de emoción en la voz.

—Por supuesto —afirmó el sistema.

—¡Jajaja! —rió Cameron—. Bien, elijo la cinco.

—La cinco... ¿Está seguro, señor Cameron? —dudó el sistema.

—¿No escuchaste? Dije la cinco.

—Pero, señor, estas recompensas están diseñadas para ayudarlo a afrontar lo que vendrá...

—¡Dame la cinco! Y no quiero oír más palabras.

—Está bien, señor... es su recompensa, después de todo. Aquí está: una botella de whisky del año 2025, sellada y de la mejor calidad.

—¡Aaaaah, qué felicidad! Por fin, algo bueno en esta vida...

Mientras tarareaba alegremente, Cameron entró a su casa casi destruida, sosteniendo la botella de whisky en una mano, con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Qué le espera a este viejo alcohólico? Al parecer, mucha resaca...

Fin del capítulo.