El hombre corpulento de cara roja miró a Lin Chen y no pudo evitar burlarse, pensando que Lin Chen se había quedado sin Poder Espiritual y ya no podía moverse, y que ahora estaba a su merced para ser sacrificado.
—Chico, entrega el tesoro mágico que puede aumentar enormemente tu velocidad, y puedo dejarte morir más rápido —ordenó el hombre corpulento de cara roja mientras miraba a Lin Chen.
En sus ojos, el Cultivo de Lin Chen no era más que una hormiga que podía ser aplastada fácilmente, por lo que miraba a Lin Chen con una actitud de superioridad desde arriba.
Al escuchar esto, Lin Chen hizo un gesto al hombre corpulento de cara roja con un movimiento de su mano y sonrió fríamente.
—El tesoro está conmigo. Si lo quieres, ven a buscarlo. Sin embargo, tendrás que mostrar tus verdaderas habilidades. De lo contrario, me temo que acabarás arriesgando tu propia vida.
—¡Estás buscando la muerte, chico!