—Xiao Yi, ¿mira quién tengo en mi mano? —una voz aguda estalló repentinamente junto a su oído.
Xiao Yi se estremeció por completo.
Una fuerte sensación de inquietud surgió en su corazón, el frío helado instantáneamente recorrió su cuerpo, y grandes gotas de sudor frío empaparon la espalda de su ropa en ese instante.
Mientras miraba hacia arriba.
Vio un carruaje rojo sangre suspendido en el vacío, y delante del carruaje había cuatro majestuosas bestias demoníacas con cuerpos carmesí, un solo cuerno en sus cabezas, formas de tigre, pero con alas en sus espaldas. Cada una de estas bestias demoníacas emitía una presencia no más débil que la de Zhou Yuan, claramente cuatro bestias del Reino de Tribulación del Sexto Nivel.
Y en ese carruaje...
Un hombre de mediana edad vestido con una túnica color sangre, usando una máscara plateada, y con una figura corpulenta, se apoyaba contra el costado del carruaje.
En su mano extendida desde el carruaje.