¡Hum!
Xiao Yi, sentado dentro de la Piscina Espiritual, quedó conmocionado hasta la médula.
Su cuerpo apareció repentinamente en la tumba antigua de tiempos inmemoriales, y mientras miraba alrededor desconcertado, una luz dorada estalló desde las profundidades de la tumba.
—Esto, esto es...
Las pupilas de Xiao Yi se contrajeron súbitamente.
La luz dorada surgió desde las profundidades de la tumba antigua, perturbando una enorme tumba tras otra en su camino. En el vacío, enormes cadenas negras intentaron atarlo, garras gigantescas de huesos blancos fantasmales trataron de capturarlo, y los filos afilados de espadas que podían partir los cielos y destrozar montañas cargaron contra él...
Pero...
La luz dorada era como un Dios de la Guerra intrépido, estrellándose de cabeza en la refriega.
Destrozando las cadenas.
Rompiendo las garras.
Destruyendo el destello de las espadas...
¡Hum!