Las chicas en el nido subterráneo abren sus ojos hacia mí
Mil ojos
Preguntando cuidadosamente
¿Cuándo podremos ver la luz?
¿Cuándo podremos volver a la superficie?
Mi lámpara de aceite se hizo pedazos
Mi padre enloqueció
Mi castillo se convirtió en un nido
Mis estrellas se extinguieron para siempre
Hace muchos años, Geoffrey vislumbró al Diablo en el sótano.
Acechaba en el espacio oscuro y sangriento, recogiendo los cuerpos de jóvenes muchachas y alimentándolos a su boca y vientre nunca satisfechos. Sangre escarlata y viscosa manchaba los cuernos de su frente, su gruesa cintura enroscada y su cola.
Antes de que Geoffrey pudiera escapar, se encontró con la mirada del Diablo.
Le sonrió, una sonrisa maliciosa y ansiosa.
—Mirón.
Así lo llamó.
Tras huir del sótano, Geoffrey contactó a la Guardia del Capital Nacional.
La que una vez fue una hermosa familia se desmoronó; en desesperación, intentó suicidarse, luego el Diablo arrancó el ojo de Merry frente a él.