La pregunta me toma por sorpresa, un giro brusco desde mi pánico por ser perseguida.
—¿Destino? —dudo, mis dedos hundiéndose en la suave almohada—. ¿Qué quieres decir con destino?
—Destino —ella saborea la palabra como si la estuviera degustando—. Cuando estás destinada a algo. No importa lo que hagas, no puedes escapar. Tu camino ya está escrito.
Mi garganta se tensa. Una vez, pensé que Rafe era mi alma gemela. Pensé que nuestras vidas se entrelazarían para siempre, que nada podría separarnos. Entonces el destino llegó con el rostro de Ellie, y todo cambió. El recuerdo de sus ojos fríos cuando la eligió a ella todavía quema en mi pecho.
—El destino me quitó a Rafe —susurro, más para mí misma que para Lira—. Su pareja destinada apareció, y de repente nada más importaba. Ni nuestros años juntos, ni nuestros planes. Toda mi felicidad fue arrebatada, y todo lo que me quedó fue dolor. —La amargura en mi voz me sorprende incluso a mí.