Grace: Muffin

Lira tenía razón.

Fenris se esconde bajo la mesa del comedor mientras paso la aspiradora quitando pelo negro del edredón de la cama. Había intentado echarlo cuando me desperté con un peso peludo y muerto sobre mis pies, pero al final es demasiado pesado para arrastrarlo hasta la puerta.

La aspiradora ruge mientras ataco otro parche de pelo negro. Cada pasada se siente como una pequeña rebelión contra el lobo —contra Caine—, contra toda esta ridícula situación. Si no puedo controlar nada más en mi vida, al menos puedo eliminar esta evidencia de compañía no deseada.

Un gemido patético suena detrás de mí, seguido por el rítmico tump-tump-tump de una cola contra el suelo de la caravana. Me niego a darme la vuelta. Fenris puede parecer un cachorro gigante ahora mismo, pero no lo es. Es un lobo adulto, y sabe exactamente qué hizo mal.

Apago la aspiradora con más fuerza de la necesaria. El repentino silencio se siente acusatorio.