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CAINE
Para el ojo poco observador, la casa es exactamente como dice Elizabeth. Su hogar.
Pero no hace falta mucho esfuerzo para raspar la mentira.
Desprovista de efectos personales, carente del desorden que adquiere el espacio vital de cualquiera. Cada pieza de la cubertería está en su sitio. No hay rasguños en ninguno de los utensilios de cocina. Incluso los armarios están inquietantemente vacíos.
Los productos de limpieza ubicados bajo el fregadero de la cocina son todos nuevos. No hay bolsa en el cubo de basura, y la caja de repuestos está sin abrir.
Sin aspiradora. Sin escoba.
Falta todo lo que considerarías una necesidad diaria de la vida. Hay sábanas extra en el armario de la ropa de cama y una pequeña pila de toallas, como si fuera una casa de invitados, no un hogar.
La luz menguante proyecta largas sombras a través de la habitación. Los pelos de Fenris se erizan desde su posición junto a la puerta. Ha estado tenso desde que llegamos.
Yo también.