Capítulo 25 ¡Encuéntrala!

Su cuerpo temblaba, las rodillas amenazando con ceder bajo él, pero no se detuvo. Con las venas hinchadas en sus brazos y cuello, el sudor brotando de su frente, y la mandíbula apretada en puro desafío al dolor, tiró de las cadenas—un grillete tras otro—hasta que, finalmente, se rompieron.

Sus manos, sin embargo, pagaron el precio.

Addison las miró con horror—rojas, en carne viva, ampolladas y quemadas hasta quedar irreconocibles.

—T-Tus manos... —susurró ella, escapándosele un frágil sollozo. Su voz temblaba con desconsuelo. La visión la desgarraba—esas manos fuertes, antes hermosas, ahora destrozadas por la reacción de la plata. Ni siquiera sabía si alguna vez sanarían. No completamente. No como eran antes.

—Luna Addison, por favor... —susurró el Gamma Levi, su voz temblorosa pero firme—. Sacrificaría mis manos cien veces si eso significara salvarte. Este es mi deber—como tu Gamma. Es lo que estoy destinado a hacer.