Como Zion no podía alejar a Claire sin importar lo que intentara, no tuvo más remedio que aceptar a regañadientes que ella no tenía intención de regresar, y mucho menos de enfrentar al convoy real. Lo había dejado para que se encargara de todo por su cuenta. Aun así, este arreglo tenía sus ventajas. Al tratar con el convoy él mismo, Zion podía controlar el flujo de información y ganar más tiempo para reunir evidencia y limpiar el nombre de Addison.
Para mantener las apariencias, Zion actuó como un hombre atrapado en un difícil dilema. Si mostraba incluso un indicio de entusiasmo o disposición para gestionar el convoy real, Claire sospecharía. Podría asumir que él estaba secretamente complacido de que ella no regresara, confundiéndolo como una señal de que quería que se quedara a su lado.