Una Pelea en el Aula

Todos se estremecieron mientras Slive se retorcía en el suelo, sus gritos perforando el aire. Se agarraba la mano, mirando con ojos desorbitados su dedo doblado y desfigurado.

—¡Ahhh! ¡Mi dedo, mi dedo! —gemía Slive.

Joe, sentado a solo unos pupitres de distancia, sintió una punzada de compasión. Conocía ese dolor demasiado bien, era más agudo, más profundo de lo que los demás podían imaginar. Era el tipo de dolor que dejaba una marca, no solo en el cuerpo sino en la mente. Y era algo que nunca quería volver a experimentar.

Eventualmente, los chillidos de Slive se volvieron insoportables, y Max estalló. Levantó su pie y, sin dudarlo, lo balanceó. Su zapato golpeó a Slive limpiamente en la cara, enviando su cabeza deslizándose por el suelo.

El aula quedó en completo silencio.

Algunos estudiantes se levantaron de sus asientos, retrocediendo instintivamente, con los ojos abiertos de incredulidad.

—¿Max acaba de... hacer eso?

—Creo que finalmente perdió la cabeza.