Confrontación en el dormitorio y acusaciones dolorosas

Me quedé paralizada en la puerta del dormitorio, con el corazón latiendo violentamente contra mis costillas mientras miraba a la figura que descansaba casualmente en la cama. Rhys Knight. En mi habitación.

—¿Sorprendida de verme? —dijo con voz arrastrada, sus ojos oscuros brillando con algo entre diversión y malicia—. ¿Esperabas a alguien más, quizás?

Tragué saliva con dificultad, intentando recuperar la compostura.

—¿Qué estás haciendo en mi habitación? —Mi voz sonó más firme de lo que esperaba, considerando lo mucho que me temblaban las manos.

—Solo pensé que podríamos continuar nuestra pequeña charla de la otra noche. —Se levantó en un movimiento fluido, como un depredador desenroscándose—. Te fuiste tan rápido de la fiesta.

Retrocedí, buscando a ciegas el pomo de la puerta detrás de mí.

—No tengo nada que decirte.