Lágrimas de Boda y un Consuelo Inesperado

La Casa de la Manada Luna de Plata nunca había lucido más hermosa. Flores blancas caían en cascada desde cada superficie, arañas de cristal brillaban en lo alto, y una suave música instrumental flotaba por el gran salón. Me encontraba cerca de la primera fila, con el corazón rebosante de alegría mientras observaba a mi madre —radiante en su vestido marfil— acercarse al altar donde el Gamma Alistair Croft esperaba con una felicidad apenas contenida.

Su rostro resplandecía bajo el delicado velo. Después de años de soledad, mi madre finalmente había encontrado el amor de nuevo. El recuerdo de mi padre siempre viviría en nuestros corazones, pero hoy marcaba un nuevo comienzo. Un nuevo capítulo.

—Se ve increíble —susurró Seraphina a mi lado, secándose los ojos con un pañuelo.