No podía apartar los ojos de mi madre y Gamma Alistair —ahora oficialmente marido y mujer. Su felicidad irradiaba por todo el salón, trayendo lágrimas a mis ojos. Todo sobre este día había sido perfecto: las decoraciones, la ceremonia y, lo más importante, el amor que era tan visible entre ellos.
Pero no podía ignorar la sensación ardiente de la mirada de Rhys Knight sobre mí. Incluso cuando no lo estaba mirando, podía sentir esos ojos oscuros siguiendo cada uno de mis movimientos. Hacía que mi piel hormigueara y mi corazón se acelerara de maneras que no estaba lista para reconocer.
Al otro lado de la sala, vi a Rhys de pie con sus amigos. Julian Mercer le dio un codazo, con una sonrisa burlona extendiéndose por su rostro.
—Maldición, Knight, tus ojos van a quemar un agujero en ese vestido azul si sigues mirando así —dijo Julian lo suficientemente alto como para que yo lo escuchara.