Me apoyé contra las gradas, tratando de concentrarme en mi teléfono en lugar de observar la poderosa figura de Liam mientras se movía por la cancha de baloncesto. El sudor brillaba en su frente mientras practicaba tiros de tres puntos con una concentración láser. El gimnasio del campus estaba casi vacío a esta hora de la tarde, con solo algunos jugadores dedicados dispersos alrededor.
—¡Cinco minutos más! —grité, revisando la hora nuevamente.
Liam atrapó el balón y lo sostuvo contra su cadera, mostrándome esa sonrisa fácil que había conquistado a la mitad de las chicas del campus.
—¿Tienes prisa?
Me coloqué un mechón de pelo detrás de la oreja.
—Algo así. Necesito prepararme.
Su sonrisa vaciló ligeramente.
—¿Prepararte para qué?
Dudé, sabiendo lo que vendría.
—Seraphina y yo vamos a la fiesta de cumpleaños de Rhys esta noche.
El calor en sus ojos se enfrió inmediatamente. Botó la pelota una, dos veces, tensando la mandíbula.
—¿Vas a ir a su fiesta? ¿En serio?