La Traición Escenificada y el Regreso del Alfa

La conciencia volvió a mí en oleadas desorientadoras. Mi cabeza se sentía como si estuviera rellena de algodón, mis pensamientos fragmentados y borrosos. Intenté abrir los ojos, pero incluso ese pequeño movimiento envió dolor a través de mi cráneo.

¿Dónde estaba?

Lo último que recordaba era estar sentada en la habitación de Rowan. Habíamos estado trabajando en nuestro proyecto. Él me había ofrecido café, y había sabido extraño, pero había sido demasiado educada para decir algo.

Forcé mis pesados párpados a abrirse, parpadeando contra la dura luz de la tarde que se filtraba a través de cortinas desconocidas. A medida que mi visión se aclaraba, el pánico surgió dentro de mí. Esta no era mi habitación. Las paredes estaban decoradas con pósters de baloncesto. La habitación de Rowan.