Un Favor para una Amiga, Una Convocatoria de un Alfa

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—¿Así que tendré que usar qué? —pregunté, mirando el escaso conjunto negro que Raina sostenía. La minifalda y la blusa escotada parecían más adecuadas para una noche de fiesta que para trabajar.

—Uniforme estándar de Luna Carmesí —dijo Raina disculpándose—. Sé que no es tu estilo habitual, pero las propinas lo valen, créeme.

Suspiré, tomando el conjunto de sus manos. La tela se sentía insignificante en mis manos, apenas lo suficiente para calificar como ropa. Hace cuatro años, hubiera preferido morir antes que usar algo tan revelador. Pero ya no era esa chica insegura.

—Está bien, pero si alguien intenta algo, le romperé los dedos —advertí, solo medio en broma.

Raina se rió, con alivio inundando sus facciones—. Ese es el espíritu. Solo asegúrate de que paguen su cuenta primero.