El Vínculo Reparado, Lobos Aullando al Unísono

Con lágrimas corriendo por mi rostro, asentí con entusiasmo, mi corazón desbordante de alegría y certeza.

—¡Sí, Rhys! ¡Mil veces, sí! —mi voz salió como una mezcla de risa y sollozo.

La transformación en el rostro de Rhys fue instantánea. La alegría pura irradiaba de él, iluminando sus facciones de una manera que nunca había visto antes. No era la sonrisa arrogante del chico que una vez había dominado los pasillos de nuestra escuela, ni siquiera la sonrisa confiada del Alfa en que se había convertido. Esto era algo completamente nuevo: felicidad cruda y sin reservas.

Se puso de pie, sin apartar sus ojos de los míos.

—¿Estás segura? —susurró, su voz ronca por la emoción—. ¿Después de todo?

—Estoy segura —dije con firmeza, extendiendo la mano para tocar su rostro—. Nuestro pasado nos moldeó, pero no define nuestro futuro.