Un Avance Rechazado, El Orgullo Herido de un Alfa

La sala del cine se sentía increíblemente cálida mientras me sentaba junto a Rhys, extremadamente consciente de cada movimiento de su cuerpo contra el mío. En la pantalla, la bruja y el guerrero continuaban su apasionado romance, sus gemidos llenando el sistema de sonido envolvente. Intenté desesperadamente concentrarme en cualquier otra cosa, pero mi atención seguía volviendo a la mano de Rhys posada posesivamente sobre mi pierna.

—¿Estás bien? —susurró Debra desde mi otro lado, con una sonrisa cómplice en su rostro—. Te ves un poco... sonrojada.

Le lancé una mirada de advertencia.

—Estoy bien.

—Deberías apoyarte en él —sugirió, señalando hacia Rhys con la cabeza—. Para eso son las noches de cine.