Confrontación y Humillación

¿Adónde iba? La pregunta flotaba en el aire, cargada de implicaciones. Había estado huyendo de este hombre durante cuatro años, y ahora aquí estaba, atrapada en una habitación con él, mi mano congelada en el pomo de la puerta.

—Te hice una pregunta, Elara —la voz de Rhys se endureció, ese tono autoritario familiar que solía hacerme temblar.

Me volví lentamente para enfrentarlo, cuadrando los hombros.

—Ya no soy tuya para que me des órdenes, Rhys. No te debo nada—ni mi tiempo, ni mi presencia, y ciertamente no mis explicaciones.

Su mandíbula se tensó, un músculo palpitando a lo largo de su borde afilado.

—Estás en mi territorio ahora.

—Estoy en el territorio del Alfa Valerius —corregí, encontrando fuerza en la verdad—. Y estoy aquí porque tus amenazas pusieron mi trabajo en riesgo.