Confesiones en la Mesa: Un Nuevo Amor Revelado

No podía recordar la última vez que me había sentido tan incómodo en una cena familiar. Mi madre se había superado con la comida —cordero asado, patatas al ajo, verduras frescas y una variedad de guarniciones que normalmente me harían la boca agua. Pero esta noche, la comida era lo último en mi mente.

Frente a mí estaba sentada Elara Vance, la mujer que una vez lo había sido todo para mí y ahora representaba todo lo que había perdido. Cuatro años de muros cuidadosamente construidos amenazaban con derrumbarse cada vez que nuestras miradas se encontraban.

—Rhys, cariño, apenas has tocado tu comida —observó mi madre, su mirada preocupada pasando entre Elara y yo.

Me obligué a pinchar un trozo de cordero.

—Simplemente no tengo hambre.