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—¿Registrarla?

Era una humillación absolutamente enorme para una dama soltera.

Y fue su Segunda Hermana quien había propuesto esta idea.

Inexpresiva, Gu Chaoyan mostró suficiente enojo. Parecía que la anfitriona original había ganado mala reputación de esta manera. La antigua Gu Chaoyan no podía contrarrestar la situación, pero ahora ella podía.

Al escuchar las palabras, la Señora Wang dio un paso adelante y dijo:

—No.

—¿Qué? ¿La Señora Wang está tratando de defenderla en mi casa? —preguntó Huo Wei con desagrado.

Gu Chaoyan dio una palmadita a la Señora Wang, diciéndole que se tranquilizara.

La Señora Wang no retrocedió. Era lo suficientemente mayor para conocer bien cómo funcionaban los trucos en esas mansiones.

Incluso si Chaoyan no hubiera hecho eso, podría haber sido incriminada. Por eso la Señora Wang intentó detener esa posibilidad. Si algo saliera del bolsillo de Chaoyan, su vida estaría arruinada.