Un Destello en el Reino Fragmentado

No podía recordar la última vez que había dormido bien. Mi mente constantemente daba vueltas con planes a medio formar y escenarios desesperados mientras me encorvaba sobre textos antiguos en mis aposentos. Tres semanas de búsqueda, y aún nada concreto sobre cómo llegar a Hazel. El peso aplastante de la impotencia presionaba sobre mi pecho, dificultándome respirar.

Mi teléfono vibró sobre el escritorio. El nombre de Kaelen apareció en la pantalla.

—¿Alguna novedad? —pregunté, sin molestarme con saludos.

—Reunámonos en la academia en una hora —la voz de Kaelen sonaba tan áspera como yo me sentía—. Trae todo lo que hayas encontrado.

Colgué y reuní mis notas, con el corazón latiendo con una mezcla de temor y esperanza tentativa. Antes de dirigirme a la academia, había alguien a quien necesitaba ver.

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