Las palabras de Shen Siyi cayeron con autoridad resonante, incluso la persona más obtusa podía escuchar la firmeza en su tono.
Sus hermanos libertinos, incluidas las chicas a su lado, lo miraron con una expresión cambiada.
Xiao Ming sabía que después de esta noche, Shen Siyi ya no sería solo su líder en diversiones frívolas, sino el verdadero hermano mayor de los jóvenes derrochadores de segunda generación de la Ciudad Longyin.
—¡Tienes agallas! Entonces está decidido.
Cao Bangxi se burló, desviando su mirada hacia el rostro de Xiao Ming, y preguntó:
—¿Dónde está la Sra. Jiang? ¿Por qué no está contigo... ¡Ah!
Xiao Ming chasqueó su dedo, y la colilla del cigarrillo voló hacia la cara de Cao Bangxi.
—Si te atreves a mencionar a mi esposa de nuevo, me aseguraré de que incluso la muerte sea un lujo para ti.