El llamado diablo, en las leyendas occidentales, es una entidad que se especializa en tentar a las almas humanas hacia la corrupción.
Y cuando haces un trato con el diablo, lo que pagas siempre es mayor que lo que recibes.
Cualquier persona con un pensamiento normal no haría tal cosa.
Por ejemplo, Jiang Yonghan y su hija Jiang Xue pensaron que Xiao Ming estaba siendo completamente absurdo; Jiang Xue incluso estaba preocupada de que su marido hubiera perdido el juicio por la ira.
Sin embargo, la reacción de Zhou Aifeng destrozó brutalmente su visión del mundo.
Después de un largo silencio, la miserable vieja bestia preguntó:
—¿Vas... realmente a darme dinero?
Xiao Ming asintió:
—Un millón por un dedo. Puedo escribirte un pagaré, y transferiré el dinero tan pronto como abra el banco mañana.
Los ojos de Zhou Aifeng giraron antes de que apretara los dientes y dijera:
—¿No... no acabas de decir que querías cortar dos dedos?
¡Vaya, esto sí que es algo!