—Mierda, de hecho en este mundo, aparte de los beneficios, ¡la relación entre hombres y mujeres es la existencia más indestructible!
Viendo al Toro Feo mirarlo con ojos esperanzados, esos ojos ya pequeños se llenaron de una súplica que era completamente desgarradora. Uno no podía imaginar de dónde sacaba tanta dramatización un hombre tan corpulento.
—Carga al mono y sígueme.
Toro Feo asintió emocionado, cargando al mono como a una princesa con tímido cuidado, siguiendo a Song Yun.
Si fuera posible, realmente quería pasar de la oscuridad a la luz porque nadie nace malvado en este mundo. Todos los doce miembros del Zodíaco eran niños no deseados vendidos a la organización por sus propias familias.
Para sobrevivir, solo podían completar una misión tras otra.
En sus corazones, anhelaban la luz del sol, la claridad, más que nadie.