Capítulo 95 - Susurros junto al mar: Una promesa y una confrontación

La brisa del océano traía el aroma de sal y libertad mientras me sentaba frente a Isabelle en el restaurante junto al mar. Pequeñas linternas de colores colgaban sobre nosotros, proyectando un cálido resplandor sobre su rostro. Ante nosotros había un festín de mariscos que me hacía agua la boca—platos que nunca había imaginado que existieran, y mucho menos probado.

—¿De verdad nunca has comido langosta? —preguntó Isabelle, abriendo los ojos con sorpresa.

Negué con la cabeza, sintiéndome un poco avergonzado. —La familia Sterling nunca me llevó a lugares como este. Y antes de eso... —me detuve, sin querer detenerme en mi pasado de pobreza.

—Bueno entonces —dijo, tomando una pinza de langosta y demostrándome cómo abrirla—, considera esto tu iniciación.

Seguí su ejemplo, luchando torpemente con la cáscara roja hasta que finalmente cedió. La tierna carne blanca en el interior valía la pena—mantecosa, dulce y diferente a todo lo que había probado antes.