Observé desde la seguridad del coche mientras Caspian Kane se enfrentaba al Anciano Wei. El contraste entre ellos era evidente: el Anciano Wei en su postura de combate, con los músculos tensos y preparados, mientras que Caspian permanecía tranquilamente con las manos aún cruzadas detrás de la espalda.
—Última oportunidad —gruñó el Anciano Wei, con su rostro curtido retorcido por la irritación—. Apártate o muere.
La expresión de Caspian permaneció impasible.
—Me aburres.
Lo que sucedió después ocurrió tan rápido que casi me lo perdí. El Anciano Wei se abalanzó hacia adelante, su puño llevando suficiente fuerza como para destrozar el concreto. Caspian se apartó con gracia fluida, moviéndose lo justo para evitar el golpe. En el mismo movimiento, su mano salió disparada, con los dedos extendidos en una formación rígida.
No hubo una explosión dramática de poder, ni una ostentosa exhibición de energía. Solo precisión. Su mano atravesó el pecho del Anciano Wei con exactitud quirúrgica.