—Has herido a mi hija sin decir nada, ahora quieres herir a mi sobrino, por tu culpa, nuestra familia Johnson está ahora en un estado precario. ¡Dime qué hacer! —La voz de Simon Johnson retumbó en mi sala de estar.
Lo miré fijamente, sin sentir nada más que frío desprecio. Su familia no me había causado más que penas, y aun así estaban aquí en mi casa, exigiendo restitución por heridas que ellos mismos se habían infligido.
—Lo que deberías hacer —dije, con voz firme—, es salir de mi casa antes de que te haga sacar por allanamiento.
Christian Johnson dio un paso adelante, su rostro moteado de rabia. —¿Crees que vinimos aquí para ser despedidos? No, Knight. Destruiste la carrera de mi hijo. Nos debes algo.
—No os debo nada —respondí—. Tu hijo abusó de su poder. Me amenazó a mí y a mi negocio. Recibió exactamente lo que merecía.