Al oír a su cuñada decir que estaría de acuerdo con cualquier cosa de ahora en adelante, los ojos de Zhao Tiezhu se iluminaron.
Si esa Sun Yufen no fuera virgen, entonces ¿podría él posiblemente...
Con ese pensamiento, inconscientemente miró las dos grandes lámparas de su cuñada.
Mirando este par de lámparas sobresalientes, se convenció a sí mismo de confiar en ella esta vez.
—Está bien, confiaré en ti esta vez, cuñada.
Después de decir eso, Zhao Tiezhu quería regresar a su habitación para descansar un poco.
Sin embargo, su cuñada lo detuvo.
—Tiezhu, ¿eres estúpido?
—Vas a tener una cita a ciegas en un rato. ¿Cómo puedes ir a una cita a ciegas con esa ropa harapienta?
—¿No puedes, como, hacerte ver un poco más presentable?
Zhao Tiezhu respondió con confianza:
—Hacerme presentable una mierda, cuñada.
—Todo el poco dinero que he ganado durante años ha sido tomado por ti. ¿Con qué esperas que me arregle?
—¿Debería ponerme tu ropa o qué?