Pensando en esto, Zhao Tiezhu sintió una oleada de malestar.
Todo esto era gracias a Zhang Yu, y nunca iba a dejarlo escapar —¡le haría pagar el precio!
¡No!
¡Le haría pagar diez veces, cien veces más!
Observando a Zhao Tiezhu frente a ella, el corazón de Xiaoting latía incontrolablemente, y no pudo evitar querer tener un encuentro con Zhao Tiezhu.
Sin embargo, Xiaoting reprimió con fuerza sus impulsos.
Después de todo, Xiaoting no quería estar a mitad de camino con Zhao Tiezhu cuando alguien volviera a llamar a la puerta de la oficina.
¡Si eso sucediera, sería insoportable!
Con ese pensamiento, Xiaoting recogió la carpeta de documentos y se la entregó a Zhao Tiezhu.
—Oye, ¿te vas ahora, Tiezhu? —dijo Xiaoting con una mirada de pérdida en sus ojos.
Mirando a la abatida Xiaoting, Zhao Tiezhu se rió y extendió la mano para abrazarla.
—¡Je je, ¿cómo podría?!
—En realidad, vine por otra cosa, ¡necesito tu ayuda con algo!