Al ver esta escena, las pupilas de Liu Zheng se contrajeron involuntariamente.
Fue en ese momento cuando reconoció a la persona que conducía el vehículo.
No era otro que el hermano de Dongcheng Bin, el pandillero al que Huang Mingze había persuadido para que se marchara.
«¿Podría este tipo estar intentando atropellarme deliberadamente?»
Un escalofrío recorrió el corazón de Liu Zheng, y se volvió extremadamente cauteloso.
Justo cuando ese pensamiento cruzaba su mente, el sedán negro aceleró repentinamente y se lanzó hacia la dirección del triciclo eléctrico.
El sonido del motor del coche era como un toque de difuntos, como si pudiera devorar a Liu Zheng en cualquier momento.
Cuando Liu Zheng vio el coche cargando locamente contra él, sus pupilas se contrajeron bruscamente.
Inmediatamente tomó acción, agarrando el manillar con fuerza, y su velocidad aumentó abruptamente.