—Aniquilación de las Diez Direcciones —murmuró Ling Feng mientras pasaba la mano por la hoja de la espada—. Aniquilación de las Diez Direcciones, ¿eh? Qué intensa intención asesina.
Una silueta sin rival destelló en su mente, arrogante y despectiva.
Una capa rojo sangre ondeaba en el viento, una espada en mano, ¡cortando los cielos!
¡Caminando a través de los cielos, atravesando los Nueve Cielos, en todos los reinos, solo yo soy supremo!
Después de un largo rato, Ling Feng volvió en sí, acariciando suavemente el filo de la Aniquilación de las Diez Direcciones.
—Viejo amigo, siento por ti como por un hermano perdido hace mucho tiempo. Muy bien, unamos fuerzas y hagamos la guerra en el mundo. ¡Convirtámonos en ese incomparable que batalla contra cielos y tierra, invicto mientras yo exista!
¡Buzz!