—Ahora, es hora de que ustedes, despreciables canallas, paguen sus deudas de sangre con su propia sangre!
Duanmu Qingshan se mantuvo erguido con orgullo, sus ojos rebosantes de intención asesina y odio.
—¡Hmph! Viejo tonto, eres meramente una fuerza gastada después de romper forzosamente la Formación de Cinco Truenos que Bloquean el Cielo. ¡Y aún así estás aquí, todavía soltando grandes palabras!
Lin Canglang miró fríamente a Duanmu Qingshan, su voz sonando como si fuera exprimida a través de dientes apretados, llena de un frío aterrador.
Yang Wei, Lee Liang y los demás, cada uno aferrando sus armas, mantenían una vigilancia atenta sobre Duanmu Qingshan. Nunca habían imaginado que llegaría un día en que Duanmu Qingshan realmente rompería la formación.
—¡Maestro!