Chu Fengmian podía ver que la arrogante confianza de Lin Chengfeng dependía completamente del protector Talismán de Jade.
Hoy, sería Chu Fengmian quien rompería por completo su dependencia, dándole también un duro despertar.
—¿Romper este Talismán de Jade? ¿Puedes lograrlo? —Lin Chengfeng se burló con un toque de desdén.
Este Talismán de Jade ya le había ayudado a superar innumerables crisis, transformando el peligro en seguridad sin importar el riesgo.
No creía que Chu Fengmian realmente tuviera la capacidad de romper este talismán.
Pero al segundo siguiente, de repente sonó un crujido.
La barrera frente a Lin Chengfeng se había destrozado por completo, y el Talismán de Jade que colgaba de su cuello también se había roto en pedazos esparcidos por el suelo.
—¡Mi Talismán de Jade! ¡Cómo es posible!
El rostro de Lin Chengfeng quedó en blanco; su Talismán de Jade, en el que había confiado durante tanto tiempo, había sido destrozado sin esfuerzo en manos de Chu Fengmian.