—¡Tú eres quien les falló! ¡Tú eres quien les ha fallado! No es mi culpa que hayan terminado así. No pudiste pagar sus cuotas escolares de la Universidad Internacional. ¿Cómo te atreves a cuestionarme? ¿Cómo te atreves a culparme por tus deficiencias? —respondió ella mientras los guardias llevaban a los Jóvenes Maestros a sus habitaciones mientras ella buscaba antiséptico, desinfectante y ungüento médico para aplicar en sus heridas.