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Mientras Zhaozhao Lu siga siendo una hija de la Familia Lu, su estatus, su hombre nunca le pertenecerán. ¿Cómo podría Xia Wenjin contentarse con esto?
Cao Mei suspiró levemente y dio unas palmaditas en la espalda de Xia Wenjin.
—Tu padre va a pujar por una veta minera pronto, y necesita el apoyo de la Familia Song, así que no podemos tocarla por ahora.
Aunque no sabía cómo esa desvergonzada miserable había engatusado a Sinian Song, admitía que la chica todavía tenía sus usos.
—¡Pero yo también puedo hacerlo! —exclamó Xia Wenjin sin pensar—. ¿Y no era ese arreglo matrimonial originalmente mío?
Los ojos de Cao Mei se abrieron de sorpresa, con incredulidad pintada en su rostro.
—Niña tonta, ¿qué tonterías estás diciendo? Alguien como Sinian Song, ¡nunca querría que mi preciosa hija se casara con él!
Al escuchar las palabras de Cao Mei, Xia Wenjin pareció incrédula. ¡Sinian Song era claramente tan guapo, amable y rico!